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Ante todo y sobre todo, somos discípulos y misioneros de Jesucristo. Así ve la Santa Madre Iglesia a sus hijos trabajando y sirviendo en el mundo actual.

Gaudium et spes es la constitución del Vaticano Segundo sobre la relación entre la Iglesia y el mundo. Estamos ante un documento mayor del Concilio.

“los gozos y las esperanzas, las alegrías y las tristezas de los hombres de este mundo, son los gozos, las esperanzas, las alegrías y las tristezas de la Iglesia” (GS 1).

La Gaudium et spes encuentra términos nuevos y felices para expresar su voluntad de cooperación con toda la humanidad, por ejemplo: “Los signos de los tiempos”. (Mt 16, 2-3) (GS 4). Y fórmulas ya clásicas  hoy: como: “el misterio del hombre, sólo se esclarece verdaderamente en el misterio del verbo encarnado”. (GS 22)

“La mejor aportación de la Gaudium et spes fue contribuir a esclarecer el porque de la vida del hombre y su destino.

“la Iglesia no tiene ninguna ambición terrenal, sólo desea una cosa, continuar bajo la guía del Espíritu Paráclito la obra misma de Cristo, que vino al mundo para dar testimonio de la verdad, a salvar y no a condenar, a servir y no a ser servido” (GS 3).